¿Al cielo o al infierno?



¿Al cielo o al infierno?


¡Qué desmadre, madre!

Aprovechando que dios existe:

Se muere un político (un alto cargo del PP que son los que más creen en dios y en la “otra” vida).
--¿Para dónde voy, para arriba o para abajo? Yo creo que mejor para arriba, soy buen creyente.
Llama a las puertas del cielo (una de las infinitas puertas)
Abre el santo Portero.
--Buenas, que me he muerto y venía para quedarme…
--Hombre, ya sé quién es usted, aquí lo conocemos perfectamente, precisamente tengo orden del mismo dios que todos los políticos como usted tienen derecho a elegir dónde quieren pasar la eternidad si en el infierno o en el cielo.
--Aquí, aquí.
--No, a ver si me entiende, tiene que elegir, pero para eso debe probar en los dos lugares antes. Así que pasará 24 horas en el infierno y otras 24 en el cielo, de esa manera, podrá optar por el que mejor le cuadre.
Primero va a visitar el infierno, primero lo malo y después lo bueno, se dice.
--Buenas, me mandan del cielo para que pruebe que tal me va por aquí abajo.
--Pues mire, le voy a mostrar, observe, aquí tiene un bosque maravilloso, con su campo de golf incluido, su chalet de mil metros, piscina olímpica… Además, si le apetece, podrá comer en los mejores restaurantes…
--… Y eso cuanto me va a costar…
--Nada, hombre, todo gratis, no tiene que preocuparse por nada.
--Y para los gastillos… ya sabe siempre hay algún caprichito, algún antojo…
--Usted va a un banco y le dice al cajero, quiero mil millones de euros o los que sean y enseguida los tiene en la mano. Aunque no le va a hacer falta, porque todo es gratis… que le apetece irse con mujeres malas, lo de malas es un decir… no tiene que pagar nada… cuando quiera y como quiera.
No le dio tiempo a “saborearlo” todo. Se le acabó el tiempo sin darse cuenta.
--Bueno, probemos lo que nos ofertan en el “otro lado”, se dijo con desgana.
En el cielo todo el mundo canta, salta de nube en nube, flota en el aire sin necesidad de colocarse… alabamos al Señor a todas horas, durante toda la eternidad, no se oye una sola palabrota, ni una voz malsonante, de hecho a penas se habla, la paz y la armonía son absolutas.
--¿Qué tal?, le pregunta san Pedro al terminar la jornada.
--Estupendo, pero a mí me va más la otra “marcha”, sin despreciar lo que me han ofrecido ustedes, así que, me voy para abajo.
No acabó de decir la frase y ya estaba a las puertas del infierno. Nada más entrar, la sonrisa que llevaba se le borró del rostro. El panorama era desolador, un lugar desértico lleno de chabolas, la gente gritando de dolor, comiendo de los cubos de basura,,,,
--¿Pero esto qué es? Me habéis engañado, joputas.
--Parece mentira – saltó uno de los diablos – tendría que estar acostumbrado, no te percataste que el otro día estábamos de campaña electoral, hombre…

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